Isla La Tortuga Venezuela

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Mais um sono feito realidade

lunes, 27 de julio de 2009

A todos mis maestros

Finalmente se despidieron. Había llegado el momento de separse, ella tomaría un nuevo camino en el que ahora estaría sin él. No había miedo, porque llevaba consigo las herramientas necesarias para seguir, pero quedaba la nostalgía de tener que dejar atrás a su “Maestro”, aquella persona que por años le mostró con palabras y con hechos lo que él llamó: “las 21 verdades de la gerencia poderosa”.
Nunca olvidaré cuando lo conocí, eran los primeros días de mi desempeño en su empresa, acababa de graduarme y mi primera gran tarea fue asignada por él. Gracias a mis ganas y el frenesí que me empujaba, quise cumplir con lo encomendado lo más pronto posible. “Para mañana lo tiene” le reliqué, casi sin dejar que terminara con las instrucciones. A lo que él respondió: “No establezcas plazos muy audaces, plazo…es plazo!! Tómate el tiempo que sea necesario para llevar a cabo un proyecto de éxito”

No entendí de momento la fuerza de aquel consejo, llevé a cabo “mi gran proyecto” y al día siguiente lo estaba presentando a la alta gerencia para su aprobación. No sabía en qué había fallado y no podía comprender que el resultado fuera un simple “gracias” y se marcharon. Sólo el Maestro se quedó para decirme: “No todas las presentaciones serán existosas, debemos aprender de nuestro errores y meditar en torno a las fallas, para obtener las soluciones que seguramnete en un futuro nos ayudarán a salir airosos“.

Comencé a percibir que tenía mucho que aprender, y que aquel señor podría ser la persona indicada para enseñarme. Decidí acercarme a él para solicitar su opinión sobre los futuros proyectos que emprendería, pero no, no fue posible la aproximación. Intenté por todos los medios recomendados y no pude cruzar palabra. Mi jefe directo insistió en que con el cargo que desempeñaba y las multiples ocupaciones era difícil que pudiera atenderme. En ese momento supe que “La estructura jerarquica tradicional a veces perjudica”.

Pasaron los meses y comencé a notar que mi presencia en aquel lugar era casi imperceptible, ya no me asignaban tantos trabajos importantes y cada vez se requería menos de mis labores. Me di cuenta que ahora usaban cada vez más medios tecnológicos para transmitir la información. Mi preocupación me llevó a usar métodos desesperados, le hablé al Maestro de mi preocupación y sus únicas palabras fueron: “ Si deseas continuar con tu labor, presta atención a las señales, la adaptación es una más de las cosas que tendrás que apreder y poner en práctica casi a diario”

Me costó asimilarlo pero me adapté, busqué optimizar los procesos de la empresa y guiandome por toda aquella invasión de la tecnología cree un sistema para que nuestro clientes recibieramos toda la información de la empresa; todo estaba allí, todos los atributos de nuestro compañía, de nuestro múltiples productos, pero por algún motivo al ponerlo en práctica no daba los mejores resultados. Fue el Maestro quien me enseño que: “Hay que escojer los atributos que sean significativos para nuestro cliente, ésto a veces hay que hacerlo de forma individual, o seccionada porque lo que sirve o es atractivo para un cliente, no necesariamente sirve para otro”.

Dividimos la cartera de clientes agrupandolos por sus similitudes y el sistema fue un éxito, nada pudo parar la automatización y me asignaron la labor de monitoreo periódico para prevenir fallas técnicas.

Al cabo de un tiempo me encontraba: buscando soluciones efectivas siempre en pro de la eficiencia, detectando cada oportunidad que se presentaba y que nos permitiera innovar y renovar nuestra gestión, analizando siempre cuál era la herramienta más adecuada, la que me diera los mejores resultados. No les niego que para estos tiempos internet fue uno de mis mejores aliados, muchas veces la ayuda on-line puede ser útil, pero -ojo- también tuve que aprender que no se puede creer todo lo que se ve en internet, te puedes llevar cada chasco!!! Hasta para eso tenía -ahora de mi lado- a mi buen amigo el Maestro para aconcejarme al respecto.

Al final de la jornada disfrutabamos de amenas charlas. Esas fueron las mejores clases que recibí en mi vida. Eventualmente nos enfrascabamos en discusiones aparentemente sin salida porque cada uno defendía arduamente su posición. Era allí cuando él solía resolver el entuerto con alguna simulación; hasta los casos más complejos, en las condiciones más adversas, podían ser resueltos si los llevabamos a la “vida real-imaginaria”. Varias de las respuestas por las que opté en un futuro, salieron de aquellas charlas de lios supuestos.

“Sea previsibo…realícelo” siempre le escuchabas repetir, ante el intento de algún chico nuevo por escurrirse de las culpas. Para él no había excusas, si eras una persona previsiba, podrías adelantarte a las posibles adversidades y tener a mano las soluciones necesarias. Nada podia parar un proyecto de quien se detiene a mirar sus áreas de oportunidad y actua ante ello para llevar a feliz término su encomienda. Ah!! Eso si!! Siempre acompañado por tecnología de punta!! “Si queremos estar a la vanguardía en el mercadeo, es mejor que estemos al día con los avances y aún más los tecnológicos, porque si nos descuidamos nos pasan por encima.”

Alguna vez Llegué a preguntarme ¿Por qué se interesa este señor en ayuadarme? ¿Será que tiene segundas intenciones?. Pues al observarle objetivamente pude darme cuenta que, el interés no era sólo por mi. Aquel hombre que tenía tanto éxito como bondad, le gustaba tomar en cuenta a todas las personas. Siempre estaba pendiente de todo su personal y -si me lo preguntan- parecía tener alguna cosa en común con cada uno de los trabajadores de la empresa, ésto lo convirtió en una gran y valiosa referencia, además de obtener de cada uno lo mejor.

El interés por su gente se veía también en su preocupación por el área académica, constantemente conseguía dictar cursos de todo tipo, pero ésto era algo que no sólo suministraba como patrón, sino que lo inculcaba en cada uno de nosotros. “No escatimen en entrenamiento, la mejor inversión que pueden hacer en su vida es en conocimiento”.

Seguramente estarán pensando que trabajar con alguien así era el sueño de cualquier profesional!! Pues no crean que todo era color de rosa con el Maestro. Era el ser más exigente con el que me topé jamás, su desempeño era tan poderoso que te obligaba a dar el mil porciento de tí y cuando creías que era lo mejor que podías haber hecho, él te exigía aún más. Trabajar bajo presión se hizo costumbre y estoy segura que ese acondicionamiento me servirá de mucho ahora que él no estará.

Este gran señor, le llamé Maestro porque me enseñó grandes cosas, que no solo me ayudaron a surgir en lo profesional sino también a desarrollarme como persona. Ahora en retrospectiva pienso, que de todas las lecciones de vida, las dos más contundentes fueron sus últimas palabras: “Cree en ti y llega siempre hasta el final“. Hay que seguir siempre; los obstaculos son como paredes que hay que pasar, por encima, por un lado, derribarlas o transpasarlas si es necesario, pero que no nos impidan seguir”.

Gracias maestro por todo lo dado.
Hoy le digo adios y hasta siempre.

1 comentario:

  1. Gracias a todos que sabiendo o no de genrencia, me dieron alguna lección para la vida!!!

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