Isla La Tortuga Venezuela

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Mais um sono feito realidade

sábado, 25 de julio de 2009

"Llegar a lo más alto"

“Llegar a lo más alto” esa frase te perseguirá por el resto de tus días: la nota más alta, el mejor puesto en la empresa. No precisas tan solo de un buen carro si puedes obtener un avión, la casa más bonita dejará de ser tu prioridad cuando te enamores de ese pent house, por su puesto, en el edificio más alto.

“Alto” es una cualidad inequívoca de estatus, esa que valida la necesidad de cada hombre de pertenecer al estrato social siguiente. Es la conducta que te mueve hacía los logros. Quienes no son capaces de ir por las metas más altas, seguramente estarán mirando desde abajo…tal vez deseando estar arriba. No pensarán en la acción del verbo “llegar” a lo alto, sino que querrán poder cerrar un día los ojos y por arte de magia estar ahí. Parece que no tienen miedo a las alturas, tan solo tienen miedo a la aventura que significa subir.

¿Pero realmente es tan bueno lo “alto”? Un amigo que mide 1.95 cm me diría inmediatamente que no. Es un problema diario encontrar ropa adecuada, una dificultad hallar puesto en buses o aviones. El mismo hecho de comprar un carro personal para evitar la búsqueda de puestos “de pasillos”, se vuelve todo un reto. Porque adquirir un Sparck será suficiente para cualquier joven que desee comenzar con su vida de créditos y pagarés, pero para “los altos” no es tan simple.

Esas confesiones son inexistentes a la vista de las niñas que, en altos zapatos, pasean su humanidad por cada esquina de cualquier ciudad. Esas mismas que luego de unas décadas sufrirán problemas de rodillas, riñones o jaquecas y se lo atribuirán a cualquier cosa, pero nunca a la belleza que le otorgan esos 5, 10, 15 cm adicionales de tacón. Parece que las mujeres están cómodas mientras están arriba.

Cuando escalas, puedes sentir que mueres, pero sabes que la satisfacción que se encuentra en la cumbre valdrá cualquier sacrificio realizado. Sin embargo, hay quienes deciden quedarse en el camino y disfrutarlo. En ese lugar resuelven hacer su vida, es su propio nivel “más alto”, y lo importante es que decidieron conscientemente quedarse allí para conquistar el lugar.

Otros suben solo un poco y vuelven al cabo de un rato. También estos merecen respeto, porque a fin de cuentas, ¿no es eso lo que hace el temerario que salta desde un trampolín? Sube, sube y sube, para luego inevitablemente descender. Parece que por naturaleza, es desfavorable instalarse en lo más alto.

¿Qué hay con los que no intentan la subida? Ni siquiera a ellos podría criticar, porque son los que te esperan en tu descenso para alentarte, felicitarte y darte el vaso con agua, ese que te alimentará para poder emprender la próxima aventura. Parece que no vale de mucho estar arriba, si no bajas de vez en cuando para compartir con el resto del universo.

En la vida son tan importantes los de arriba como los de abajo, sin uno, no existirían los otros.

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