Isla La Tortuga Venezuela

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Mais um sono feito realidade

martes, 4 de mayo de 2010

El síndrome se aloja en el corazón

Podría iniciar esta historia diciendo que tuve una vida desdichada, pero prefiero comenzar con una óptica positiva, así que sólo diré que gracias a Dios hoy tengo un trabajo estable, que me permite pagar la habitación donde vivo y algunas fiesteritas o gastos extras de vez en cuando.

Traté de cerca por mucho tiempo a la Sra. Josefina. Después de años de contacto y de tanto conocela, puedo decir –no precisamente que la entiendo- pero sé que al menos acierto al decir que lo que hizo, lo hizo por ignorante; aunque también reconozco que a veces uno es ignorante porque quiere.

No supo qué hacer con aquel hijo que tenía en brazos y lo más que pudo fue entregárselo a su hermana. Después de ocho años, volvió para buscarlo porque le hacía mucha falta. No tenía trabajo y necesitaba sustentarse de alguna forma, así que encontró en la bondad de la gente que frecuenta los centros comerciales su mejor fuente de ingreso, el niño era perfecto para este fin.

Miraba desde lejos para tantear el movimiento y si regresaba con las manos vacías el castigo inminente esperaba en casa con un pedazo de cable. Después de muchos maltratos y marcas en mi vida me largué y decidí vivirla a mi manera.

Adolescente libre y sin nadie que me restringiera, disfruté de cuantos placeres nos permite la existencia. Placeres tanto de la buena, como de la mala vida. Conocí a un montón de personas que ocuparon el lugar de la familia que nunca tuve y mi cabeza y mi corazón dejaron la tristeza en un cajón que solo abrí para dejar entrar el Amor.

“Amor”: Puedo decir que gracias al amor, soy hoy lo que soy. Fue el amor quien me llevó a entregarme a él sin condiciones. Y fue el amor de Amistad, el que me llevó a hacerme la prueba de despistaje cuando tuve las primeras sospechas, unas manchas oscuras comenzaron a aparecer en mis piernas.

“Amistad”: Fue esa misma amiga quien insistió en una segunda prueba al recibir el resultado positivo, y quien por más de cinco meses cuido de cerca mi pasos, hasta que por fin pude aceptar que mi vida había cambiado. No era un mito, no era otro; era yo quien ahora debía Vivir de Cerca con este virus.

“Vivir de cerca”: No solo significa el miedo y el dolor del rechazo. Es quedarse sin trabajo por los prejuicios existentes, es tener un perenne secreto con el mundo, cerrarme al amor por recelo. Significa también tomar múltiples pastillas para mantenerme en pie, aguantar los efectos secundarios de los retrovirales que son fuertísimos, dar gracias a Dios porque un tratamiento te caiga bien, porque si no, vienen las pruebas, los cambios y las consecuencias pueden ser fatales.

“Fatales”: No se trata de la muerte, quiere decir más bien los vómitos, mareos, desmayos, caída del cabello, marcas en el rostro, defensas bajas, cuidado de las cortadas, además de comer cosas que no me gustan porque -hay que cuidar las defensas- ah y ni hablar de los trasnochos y bebidas porque quedan prohibidos.

A simple vista podría pensarse que eso es mejor que morir, pero cuando se sufre esta enfermedad, por momentos piensas que es mejor estar muerto. Muchos amigos ya vi pasar y no lo lograron, después de estar en una camilla de hospital luchando con la enfermedad y el abandono, se dan por vencidos y dejan morir su Corazón.

“Corazón”: Es allí donde realmente se aloja el problema. El virus estará en la sangre, pero el que se enferma es el corazón, el dolor del rechazo es penetrante y es el que más duele. Desde que soy portador de VIH no pude volver a mantener relaciones sexuales estables. No tengo pareja porque no me perdonaría el hacerle daño a otras personas inocentes. Siento que soy eso, una persona muy propensa a hacer daño. El mismo daño que me hizo a mí aquel ¨tipo¨ que solo me utilizó como objeto de placer, placer que se prolongo por unos días y se transformó en dolor eterno.

Hoy trato de ser feliz con lo poco que tengo, hasta las sonrisas son obligatorias, forman parte del tratamiento porque si te deprimes, pierdes. Ahora solo me queda decirle a cuantos pueda que el SIDA no es un tema para jugar, tal vez el sexo si, si te cuidas puede ser muy divertido, pero definitivamente las enfermedades que pueden trasmitirse, no lo son.

A los solteros: usen condón y diviértanse

A los emparejados: usen condón y cuídense, porque para ser realistas, más rápido se rompe la fidelidad que un preservativo.

Esta es la paráfrasis literaria de una entrevista hecha a Juan Carlos Martínez, quien hoy trabaja como señora de limpieza de un local nocturno y prefirió mantener oculta su identidad al saber que sería publicado este relato que intenta traducir su vida. Sin embargo espera poder aportar un granito de arena en la prevención de este gran flagelo que lo ha hecho sufrir aún más, que su turbulenta infancia.

Autor: M. Carolina Sandoval

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