Llevo semanas cavilando por ella, tal vez años pensándola, pero
estos últimos días su presencia es cada vez más intensa y me ha obligado
a escribir: mi historia con ella, o su historia conmigo.
Hace unos
días llegó a mis manos una novela erótica. Ya sabes como dicen: “uno no
escoge a los libros sino que ellos lo escogen a uno”. Este texto usó una
forma muy curiosa para encontrarme pero lo hizo, y que bueno que así
fuera porque me ayudó a descubrir qué era lo que estaba pasando dentro
de mi, me ayudó a entender mi relación con ella. No pude evitar
compararla y comprendí que lo nuestro es una perfecta relación de pareja
y no solo por el erotismo sino por lo altos y bajos, anchos y delgados
resquicios que convierten a una relación en una “perfecta relación de
pareja”.
La conocí hace más o menos seis años. Perdón! en realidad
siempre había oído hablar de ella. De pequeña, no recuerdo exactamente
cuándo, fui a descubrirla en persona. Fue hace tanto tiempo que para la
época no le daba importancia a estas cosas. Era conocida o amiga de una
tía, lo cual se convirtió en la excusa perfecta para visitarla
frecuentemente. Hacía su vida no tan lejos de Valencia, la ciudad donde
nací.
Por museos, centros comerciales y grandes autopistas paseamos.
Los carros voladores capturaron mi atención, pistas de hielo eran la
promesa. Aquella fue la primera experiencia cercana con la curiosidad y
sus respuestas, tenía que acudir a ella si quería conocer algo
interesante fuera de las fronteras que me limitaban.
Siempre que
alguien habla de ella, lo hace con gran pasión. He escuchado cosas muy
buenas y otras muy malas, pero todas son relatadas con el ímpetu que
solo una mujer como ella puede incitar a cualquier persona sin
distinción de sexo. Es ecléctica tanto para los que la conocen, como
para aquellos que aún no.
De alguna u otra manera siempre creí, o se
me hizo creer, que todo en esta vida giraba a su alrededor.
Quería y
debía saber quién era para formar mi propia opinión, pero no. Para mis
ojos ella era grande, atractiva pero peligrosa, tan lejana e
inalcanzable como puede ser para tus padres cualquier meta que pretendas
trazarte en la adolescencia.
Aún no se por qué, pero me independicé
estando muy joven (relativo a este país) y mi gustos por esa mujer
comenzaron a llegar a mi mente, la veía en las revistas, en la tele,
escuchaba comentarios de amigos que sabían de su existencia, la habían
tenido cerca y decían amar su fogosidad. Mi curiosidad aumentaba, pero
estaba sola y toda la pasión contada no hacía más que paralizarme.
A
través del teatro empezó a coquetearme y yo quería que así fuera, conocí
a algunas personas que recién llegaban de visitarla y en alguna reunión
alguien me comentó:
- Sus manos te abrirán las ventanas del mundo,
podrás tener las mejores experiencias si la sabes aprovechar, en esta
vida es preciso arriesgarse. Y no te preocupes, suele ser muy accesible
cuando se trata de chicas tan lindas como tú.
Esa persona es una
señora sin rostro, porque los años borraron sus ojos en mi memoria. En
cambio, su voz y sus palabras fueron la oración que cada día repetí, una
vez que me arriesgué y fui hacia ella. Con frecuencia le agradezco sus
palabras, nunca tuvo idea de lo que hizo por mi.
Una serie
interminable de cosas sucedieron sin que yo supiera; tal vez ella misma
me andaba buscando e hizo todo lo posible para llegar hasta mí, tal como
en estos días lo hizo también el libro aquel. Solo eso podría explicar
que sin yo pedirlo-lo pedía mi corazón a gritos, pero mi boca no se
atrevía- sin mover un dedo, fui asignada para trabajar en otro lugar y
ahí estaba ella.
Como cualquier primer día de trabajo, aterricé con
la sonrisa que solamente se dibuja entre la alegría, la expectativa y el
pánico. Estaba como desubicada, aturdida, como embriagada por todas esas
emociones y sensaciones que venían a mi de golpe y sobre todo
porque…era cierto…y la tenía tan cerca!!.
Era ella, estaba ahí, muy
muy cerca. Podía percibir su olor agradable y la temperatura que emergía
desde su traje muy verde con tonos ladrillo. Olía a flores, al color de sus montañas vecinas. Por otro lado estaba su rebeldía e
irreverencia, su audacia y ese andar tan avasallante que la hacían para
mí un objeto de miedo y de deseo interminable.
Me recibió con una
grata sonrisa, o por lo menos así quise verlo. Mi entusiasmo le ganó a
los otros personajes del horror y ahora cada mañana me levantaba con el
mejor de los ánimos, salía de casa con los ojos vivos, la saludaba y
agradecía a Dios por estar allí y mejor aún por estar feliz. Por casi
una semana me descubrí cantando una canción entusiasta, que era el tema
principal de la telenovela del momento, fue algo hilarante porque lo
hacía de forma inconsciente y la euforia era tal que bailaba por las
calles con el pasito que ahora llamo “el paso de la felicidad”.
No me
importaba que nadie me viera, mis pies no podían quedarse en el suelo.
Yo estaba allí y estaba dispuesta a conquistarla, después de todo, sí
era mucho de lo que me habían contado, pero otras cosas no eran tan
ciertas, debido a la ceguera que me invadía no podía verla completa y
creo que fue lo mejor, porque lo disfruté mientras duró. Como en una
relación: todo es perfecto mientras estás enamorado, cuando baja la
marea comienzas a ver los restos y las podredumbres que a veces dejan
las olas.
La amé tanto que creo que por eso me amó. Antes la había
visto de noche gracias a las diligencias de algunos amigos. Ahora estaba
allí, completica para mi. Ella y yo, a veces solas, a veces con mucha
gente. Siempre estuvo dispuesta para cuando yo quisiera disfrutarla.
Las noches fueron perfectas entre risas, bailes, amigos, sueños, gente
nueva y nuevas locuras. No me conformé con las penumbras, yo quería
todo; entonces decidí también disfrutarla con el sol. Antes, solo le
sonreía, ahora la hacía mía cada vez que quería. Debido al buen humor
que abundaba por esos tiempos, quería poseerla casi a diario. Bueno,
casi no. Lo hacía a diario.
Nos hicimos las mejores amigas y era mi
amante ideal. Sin recelos, sin explicaciones, siempre disponible,
siempre dispuesta a darme algo nuevo, sin críticas, ni juicios. Era
perfecta.
Un profesor que conocí gracias a ella-o a ella la conocí
buscándolo a él, no estoy muy segura- me enseño gran cantidad de las
cosas más valiosas que sé de la vida. Con ella las ponía en práctica,
lograba comprobar con hechos y enseñarme además que el mundo puede ser
distinto cada día, según cómo se le mire; que las personas son iguales
vivan arriba o abajo; que las parejas son iguales estés arriba o abajo.
Si lo sabes, tienes el poder.
Tiene unos hijos propios y otros que
son adoptados, cuando los conocí no pude hacer diferencia, hoy creo que
los hijos propios heredaron su corazón. Los adoptados en cambio, la
mayoría de las veces no saben que le hacen daño. De cualquier manera, ella los quiere
y los atiende por igual a todos, aunque sus padres quieren que
establezca diferencias porque creen que su procedencia así lo exige,
ella no puede, se niega. Además de mujer, es madre y cuando se trata de
sus hijos solo sabe amar.
Viven todos juntos en un caos, de día se
odian, no se soportan, la sola existencia de uno es desagrado para el
otro. Irónicamente, en las fiestas todos se unen, se reconocen, son
amables entre sí, colaboradores y solidarios, se apoyan, son amigos que
podrían comer en la misma mesa compartiendo lo mucho o lo poco.
En
las noches, se dividen como bandos, unos se esconden, otros se arriesgan
con su mochila llena de adrenalina, mientras otros lastiman creyendo que
la pobreza les da licencia para hacerlo. La miseria nos da licencia para
casi cualquier cosa.
Pobreza: estado de carencia del que se puede salir sin que eso te impida regresar.
Miseria: estado de carencia que debe salir de ti para no volver jamás. O serás miserable donde te encuentres.
Quiero
hacer un paréntesis para hablar de los chicos buenos. Esos que antes
llamé arriesgados, cuando lo digo es porque hicieron y todavía hacen lo
justo para ganarse el título. Valientes que le dedican canciones y
poemas a su progenitora. Con ellos me divertí muchísimo y me enseñaron
también grandes cosas. Su objetivo es: "La diversión como premisa".
Algunos podrían llamarles despreocupados o tal vez hasta holgazanes, pero
no. Ellos viven y aman la vida, no solo a la vida, aman a su prójimo, a
su trabajo y aman lo que hacen. Lo correcto sería decir que hacen lo
que aman hacer y por eso son felices.
Todo esto pasa en un solo lugar, en una sola familia, porque aunque no lo parezca y tal vez no lo reconozcan: FAMILIA SON.
Conociéndola
me perdí entre sus recovecos, la recorrí lo que podría decirse “a pie”,
ahora manejo sus curvas, siempre con cautela y no dejo de andarla. Una
de las emociones más fuertes de mi vida la viví cuando me descubrí
perdida entre sus arterias, tuve la fuerza y entereza para detenerme, me
emocioné al filo del llanto y sonreí porque estaba extraviada,
asustada, pero con ella.
Me relacionó con mucha gente que solo a
través de ella pudieron haber llegado a mi vida. Y siguen llegando. Me
llevó muy cerca de lo que consideraba el éxito (éxito: logro de lo que
más deseas, tus sueños hechos realidad), me mostró que el éxito no es
uno, pueden ser varios y se los puedes buscar en simultáneo. Si partes
tu meta mayor, en pequeñas porciones es más fácil de conquistar y tienes
la sensación de disfrutarlas más. Es a eso lo que se le llama “el
camino”.
Mientras los muchachos buenos se deleitan al son de una
música de paz, música de amor, yo sigo queriéndola a ella. Su cuerpo es
interminable, puedes desenvolverla a diario, a diario va a sorprenderte.
Si estás lo sufrientemente cerca y tienes el tiempo necesario como para sentir
el vaho de su cuerpo, podrás disfrutar de su calor castigador, su
tibieza generosa o su frio infame. Si cuentas con su valoración puede
regalarte su frescura juvenil, poniendo en tu frente un sol que no llega
a tocarte pero es lo suficientemente contundente como para cegarte y
hacerte caer en sus garras, mientras disfrutas de una suave y fresca
brisa, que de ojos cerrados y sonrisa amplia te hace olvidar donde
estás.
Me cuesta definir en estos momentos qué es lo que más he
disfrutado a su lado. Hemos recorrido desde los antros más grotescos,
hasta los recintos más apergaminados. Los lugares rodeados de naturaleza
o arte, creatividad, siempre fueron nuestros favoritos, era lo que la
hacía sin par, al lado de otras, con ella podía expresarme a mis anchas,
siempre tiene lugar para las nuevas ideas. Con todo, desde que comencé a
escribir estas líneas no he dejado de pensar en un sitio mágico,
sabiendo que tengo que contarles de él. No se cómo llamarle-si su boca o
su ombligo- sin llegar a ponerle nombre, puedo decirles que es un lugar
de quimeras, su lugar más bello.
Podría volver y volver cada vez.
Suspiro al recordarle, abro mi boca y cierro mis ojos para disfrutarle
en mi mente, respiro. Tenerle cerca no es lo mismo que estar en la cima,
justo allí. Cuando llegas, te invade un arrebato, tu vista puede verse
repentinamente nublada o súbitamente lúcida. Puede que veas todo entre
penumbras o que ahora veas todo más claro y desde otra perspectiva. Te
sientes heroico, estás en lo más alto y vigoroso te sientes supremo.
Su
lugar más bello, cuando estás abajo puedes ver esa cilíndrica seña
inconfundible, que se yergue desde tiempos de la dictadura y que te
hacen reconocer la estancia sagrada estés donde estés-si fuera humana
podría decir que es su pircing mejor colocado, el más excéntrico y
tentador-, te hace querer volver, pero paciencia; otros cuerpos podrían
hacer el viaje más divertido. Espero compañía, retorno, llego y
nuevamente vuelve a turbarme.
Estando en la cresta puedes disfrutar
ambos lados de su cuerpo, ninguno es mejor que otro, los dos son
perfectos y aunque no lo sepan se complementan. Puedes recorrerla como
una columna que sustenta todas las partes de un todo, es un placer
indescriptible poder escalarla una y otra vez. Cada vez hay algo nuevo
para hacer, entrar por un lado o por otro es cuestión de elección, el
regodeo es el objetivo que perpetuamente será alcanzado. Dulces manjares
y excéntricas flores son el resultado de cada visita.
¿Que sería de
esta coqueta si le quitaran su bien más preciado? Y me arriesgo a decir
que es el más preciado porque lo es: natural, estética, urbana e
icónicamente.
Quienes la conocen y quienes nacieron de ella coinciden en
que es su símbolo, es lo que la caracteriza entre otras cosas no tan
buenas, por lo que me atrevo a decir que este lugar es lo que alimenta
su egocentricidad. Es tan prominente que creo que no podría desvanecerse
en el tiempo, pero uno nunca sabe. Por mi parte, esté donde esté rezaré
para que así no sea, porque creo que si así fuere perdería su hermosura
para siempre.
Si quisiera seguir adulando, podría decir que
realmente es alguien que podría llamarse accesible, te permite disfrutar
de varias ventajas que otras en el territorio no te ofrecerían. Puedes
estar en la costa en un momento y al rato en un lugar montañoso o de
romántica neblina. Querrás disfrutarla, podrás salir, deleitarte y
siempre querrás volver, siempre será tu eje.
Hasta ahora solo la he
comentado desde mis días de amores, para seguir tengo que decir que no
siempre todo fue tan lindo, tan dulce e inocente. Poco a poco las aguas
se fueron calmando, las altas temperaturas pasaron y comencé a verla con
otros ojos. Todo esto pasó luego que comencé a pasar más tiempo a su
lado, no calidad de tiempo, solo más tiempo. Como en una relación: que
el mar esté calmado no significa que sea una bella playa.
La rutina
nos ganó como a cualquier pareja podría pasarle, no podía quejarme, cada
quien seguía su ritmo y estábamos allí una al lado de la otra, no una
con la otra como en tiempos anteriores. Probablemente por confiada, un
día me tomó por sorpresa su actitud. El día que menos lo imaginas cuando
crees estar mejor-solo lo crees- y poufff sorpresa.!!!
Sospeché sus
intenciones cuando ya no había mucho tiempo, de igual forma era muy
inocente para imaginarlo, es decir, pude haberlo predicho y no lo
creería. Sin motivo aparente se abalanzó sobre mí, con palabras y gestos
grotescos que antes solo había escuchado como exageradas historias,
ahora estaban allí, justo en mi cara, en mis oídos, demasiado cerca de
mi cuerpo, maltratando el psique, ofendiendo mi inocencia, las buenas
costumbres. Insultó, agredió, violentó, irrumpió y dio discontinuidad a
la calma. Al contarlo con detalles alguien podría decir que no fue gran
cosa, a otras personas han golpeado y hasta matado por iguales o
menores circunstancias. Sin embargo, esto para mi fue la ruptura.
Dije
que “sin motivo aparente” porque he escuchado por ahí que “todo pasa
por algo”. Todavía estoy buscando ese algo que me hizo merecedora de tan
repulsiva conducta y no he podido dar con una razón específica, sería
tal vez por simple estadística? ¿Será que las relaciones pueden ser
víctimas de las estadísticas? O podrá uno escaparse de formar parte de
ellas? Como en algunas relaciones: cierto número de personas, son mal
tratadas alguna vez en la vida por su pareja.
Lo cierto es que a
partir de ese momento nunca más volvió a ser igual. No hubo daños
físicos pero los daños de nuestra relación han sido irreparables. Llegué
a odiarla, a reclamarle, a decirle mal porque otras palabras más
fuertes no cabían entonces en mi boca. Pienso en aquel momento y mi
corazón vuelve a saltar entre agrios sabores. Vuelvo a preguntarme ¿Por
qué no la abandoné, por qué no me fui de su lado? Tuve que bajar la
cabeza y seguir, hacer como si nada había pasado y tratar de
sobreponerme.
Hay proyectos que se tornan más valederos que el
orgullo, incluso que la propia integridad y te dan razones para volverte
sumisa ante las ofensas. Como en algunas relaciones: cierto número de
las personas que son agraviadas no denuncian a sus victimarios. Por no
tener confianza en las leyes, por miedo a represalias o simplemente por
no causarle un daño mayor a terceros. Siempre he creído que son simples
excusas las de aquellos padres que no se divorcian porque “los niños van
a sufrir”, todavía hoy estoy obligándome a creerles, porque me
encuentro en una situación parecida y no he podido salir de ella.
Tuve
que aprender a vivir con el miedo, con la incertidumbre, aquellos
hechos me turbaron en forma tal, que me hicieron ir en contradicción con
mi filosofía de vida. Siempre digo que hay que verle el lado positivo a
todo. A ella no podía soportarla, estar cerca era sentir de nuevo la
aprensión. Todavía, cuando viajo al interior me deshago de todos los
pesares, pero cuando vuelvo me invade nuevamente ese calor que te sube
en un instante desde los pies y se queda en tu cuello para sofocarte y
hacerte jadear de una forma dolorosa pero casi imperceptible para el resto.
Me
acurruqué en un lugar seguro donde arme mi epicentro, la guarida. Hoy en
día la paranoia es tal que creo estar a salvo pero siento miedo. O será
que, siento estar a salvo pero creo tener miedo? No lo se, ya nada es
igual, a veces ni siquiera pienso claro.
Ya no es desenfadada, sino
bulliciosa, caótica, atormentante. Con la ayuda de alarmas y cornetas el
smog le robo su perfume. Sus montañas siguen siendo fruto de deseo,
pero ahora las veo de lejos, cuando estoy sobre ella solo puedo pensar
en el desprecio, no puedo imaginarme cómo hay tanto odio donde hubo
antes incontable belleza. Quiero castigarla y su tamaño me intimida,
desde arriba no pierdo la oportunidad de criticarla, compadecerla, de
sacarle la lengua para decirle que no estoy de acuerdo con su modo de
proceder. Además, para que sepa que estoy aquí y pienso quedarme por un
tiempo más –hasta cumplir mi meta- aunque no se lo diga.
Recorro día a
día su estructura y me entremezclo con las penas de su veta principal,
metro a metro trato de ignorarla. Ya no puedo amarla, tan solo quererla
de una forma sonámbula. Mermó en mi aquella belleza que me hizo
merecedora de su simpatía y ahora la escondo para no llamar su atención.
Es mi forma de defenderme, no quiero que me veas, quiero pasar
desapercibida y ser “normal” (como los demás) para que no vuelvas tu
mirada, para no provocarte de nuevo. Hoy un poco recuperada pero todavía
en mi letargo, pienso que hasta eso debo reconocerle. Al no poder
crecer por fuera me vi obligada a crecer por dentro y aquí estoy. Esto
es lo que soy.
Me lo propuse como una buena esposa fiel (de las de
utopia, no de las de verdad) y comencé a buscar aquellas cosas bonitas
que nos unieron otrora. Volví a frecuentar los abundantes lugares del
arte que tan gratamente nos unían, trate de volver a los amigos en común
y solo algunos vinieron, ellos parecen no darse cuenta de quién es en
realidad, es como si conocieran a otra ella.
No seré yo quien se las
presente, prefiero que sigan viviendo su fantasía, así como a mi me
dejaron vivir la mía. De hecho no quiero alarmarles, a quien quiera
conocerla, solo le puedo decir que lo haga por sí mismo y no se dejen
llevar por las historias, cuentos, novelas, poemas y/o gráficas hermosas
o malignas que se han publicado en su honor.
Sigo aquí, pero no con
ella ni a su lado. Tengo muchas cosas que agradecerle, incluido el hecho
de que ahora puedo ver sobre sus hombros y hasta afuera, hacía el mundo
entero. Conocerla me hizo saber que el futuro es tan limitado como
inextinguible y que hay que disfrutar tanto con las cosas buenas como
con las malas. Después de todo, las malas tuyas de hoy, fueron o serán
las buenas de alguien más. Será por eso que dicen que el mundo da
vueltas?
Temo estar sola con ella, por eso ahora soy victima de una
adicción particular: hacer amigos. Aunque en la guarida disfruto de la
paz de mi interior y de mi relación con las musas, los compañeros me
ayudan cuando la locura vuelve. Se que la compañía no la detendrá si
decide arremeter, pero psicológicamente es algo que me sosiega. Si no,
la imprecisión me invade, tengo dudas, cruzo la calle, creo que me
siguen, por dentro grito, lloro. Nadie ve, nadie lo sabe. Vuelvo a nacer
pensando que el caos solo sucede en mi mente, en verdad no ha vuelto a
pasar.
Matemáticamente sería ilógico dejar atrás un montón (muchas)
de las cosas buenas que alguna vez sentiste por alguien, tan solo por
alguna cosa mala, pero qué puedo decir al respecto. El corazón, la piel
se concibieron antes que el ábaco.
Alégrense de saber que esta
relación tiene sus días contados, existe un muy posible punto final. No
así para esta historia porque afortunadamente-para mí- día a día la
seguiré escribiendo, cada vez inventando un comienzo. Esta fábula que
aún construyo y de la cual seguramente formas parte.
Como en toda
relación: hay altos, bajos anchos y delgados, las consecuencias
dependerán de cómo decidas afrontar cada una de esas circunstancias.
Como en una relación: siempre hay alguien que ama más. Hoy yo saco el
mejor provecho, aprovechándome de ella.
Hace unas semanas descubrí que una relación, no solo existe entre un hombre y una mujer amantes. Relación es analogía.
Caracas te amo, pero no te soporto.
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